jueves, 26 de febrero de 2009

Nos acabamos de mudar ¿y ahora qué?


El cambio de lugar de residencia implica muchísimos cambios en la vida de las personas: nuevo ambiente, nuevas actividades, separarse de los amigos o de la familia, despedirse de lo cotidiano.
Aún si estamos contentos de haber tomado la decisión de haber cambiado de lugar de residencia, no todo es miel sobre hojuelas. Cuando vivimos cambios que traen aparejadas tantas facetas positivas como negativas, no es de extrañar que experimentemos sentimientos ambivalentes o contradictorios: “Si nos vinimos para mejorar ¿por qué me siento triste?” En otros casos algunos miembros de la familia tienden a fijarse en lo positivo del cambio, mientras que otros se fijan en lo negativo. También pueden aparecer conflictos entre los miembros de la pareja si alguno considera que la decisión de mudarse fue tomada por el otro. Mientras uno se arrepiente de haber hecho el cambio, otro puede enojarse o sentirse frustrado si opina que su pareja no se esfuerza lo suficiente para adaptarse. Los efectos de migrar van a ser diferentes de acuerdo a la edad en que se da este cambio. Los niños migran para acompañar a sus padres, los adultos jóvenes lo hacen para encontrar mejores trabajos o mejores sitios para criar a sus familias, los ancianos rara vez se mueven de localidad, pero cuando lo hacen generalmente es para reunirse con sus familias. Al revisar la literatura encontramos que son los adolescentes la población con mayor riesgo de desarrollar trastornos a partir de la movilidad residencial.Algunos de los efectos negativos que se han encontrado como resultado de la migración:

Niños: bajo rendimiento escolar, aumento de conflictos entre hermanos, aislamiento y dificultades para hacer amistades.Circunstancias que influyen: en general estos problemas aparecen cuando se han realizado varios cambios de lugar de residencia, y no con un sólo cambio. Disminuyen cuando hay mayor armonía familiar.

Adolescentes: disminución de calificaciones, abandono escolar, síntomas depresivos.Circunstancias que influyen: es más probable que haya abandono escolar en niveles socioeconómicos bajos, otros efectos negativos se acentúan cuando están sucediendo simultáneamente muchos cambios en la vida de los adolescentes o cuando hace falta apoyo de los padres.

Adultos: Aislamiento, tensión con la pareja, síntomas de enfermedades y mal estado de ánimo.Circunstancias que influyen: Las personas adultas suelen sentirse mejor después de haber migrado cuando son más exploradores o aventureros, cuando opinan que eligieron el cambio con mayor libertad y cuando consideran que su vivienda es mejor a las condiciones en las que vivían antes.

Diferencias entre hombres y mujeres:Como dato curioso: mientras que en la infancia los varones son más vulnerables que las niñas a los cambios de ambiente, en la adolescencia son las jovencitas las que se ven más afectadas por la separación de sus amigas y amigos. En el caso de parejas adultas, es común que el hombre migre con la expectativa de una mejora económica, mientras que la mujer a menudo migra para acompañar a su pareja, aún cuando esto entorpezca su propia carrera profesional. La ventaja que tienen las mujeres es que por lo general mantienen más contacto con familiares y amistades, y así se sienten más acompañadas durante la transición.

Por otra parte, vale la pena mencionar que el cambio de lugar de residencia también puede ser una gran oportunidad de aprendizaje, tanto para niños y adolescentes como para los adultos: aprender a hacer nuevos amigos, integrarse a grupos, abrirse a nuevas experiencias, adaptarse a los cambios y enfrentar diversos retos entre otras.A lo largo de la vida, las familias van transitando por distintas etapas, muchas de ellas marcadas por el crecimiento de los hijos. En cada cambio de etapa hay que hacer ciertos cambios para evolucionar flexible y saludablemente, dejar atrás lo que ya no sirve y aprender nuevas maneras de conseguir lo que uno desea. Y aunque hay algunos momentos más difíciles que otros (como por ejemplo, la entrada a la adolescencia de los hijos), después de la tempestad siempre viene la calma, y uno puede salir más fortalecido y más sabio. Varios estudios han demostrado que el cambio de lugar de residencia es parecido a estos cambios de etapa en la vida de las familias. De igual manera implica el reto de hacer ajustes en ciertas costumbres y reglas, así como de inventar maneras creativas de enfrentar lo nuevo.

Dos sugerencias para las personas y familias que han cambiado su lugar de residencia recientemente: La primera es reconocer y expresar sus sentimientos. Tomen en cuenta que cierto grado de tristeza, malestar y conflicto es esperable durante el primer año de haberse mudado de un lugar a otro. Piensen que es parte del proceso normal, hablen mucho acerca de lo que sienten y aprendan a escuchar los sentimientos de los miembros de su familia, que pueden coincidir o no con los propios, ya que cada persona tiene su propia manera de reaccionar.La segunda es clave para superar la fase de conflicto y tristeza es apoyarse en personas afuera del núcleo familiar. Es cierto que la familia es nuestra principal fuente de apoyo, pero si esperamos que nos dé todo, podemos exigir demasiado y vernos desilusionados. Hasta donde sea posible busquen mantener el contacto con los amigos y familiares que ya tienen, aunque estén en otra ciudad (por teléfono, internet o incluso cartas). Mientras tanto, busquen nuevas amistades en su nuevo lugar de residencia, alguien con quien platicar, personas en quienes apoyarse. Una de las cosas que da la sensación de estar integrado en una comunidad y que brinda mucha tranquilidad, es saber que en casos de emergencia podemos encontrar personas dispuestas a prestar ayuda. Y si se fijan verán que existe una gran cantidad de personas que en algún momento fueron recién llegados, así es que podrán entender lo que les pasa y darles sugerencias.

Artículo elaborado en base a la Tesis de Maestría en Terapia Familiar. Construcción de Redes Sociales y Ajuste Familiar tras la Movilidad Residencial: Casos de Familias que han Migrado de la Ciudad de México a la Riviera Maya, Quintana Roo. Instituto Crisol, 2005.

lunes, 16 de febrero de 2009

Desgaste o burnout profesional.



Los profesionales que se dedican al cuidado de la salud y a la educación son de los más afectados por el desgaste profesional (burn-out) y el estrés.
Es por esto que es muy importante aprender a reconocerlo, prevenirlo y atenderlo cuando aparece.En 1974 Herbert J. Freudenberger describió y definió el Burnout como un estado de fatiga o frustración producido por la devoción a una causa, un estilo de vida o relación que falló en producir el resultado esperado.Cabe destacar que mientras más altruista y entregada sea una persona, mayor es su riesgo de caer en un desgaste profesional, en la medida en que trata de dar de sí con tal devoción que a menudo se olvida de cuidar su propio bienestar.Lo que sucede entonces se parece al cuento del leñador que salía a cortar árboles todos los días, pero cada día lograba talar menos árboles. Cada día juntaba sus fuerzas y con todo el entusiasmo del que era capaz se dedicaba a golpear los troncos con su hacha… Pero cada vez tardaba más tiempo y lograba menos resultados. Un día pasó otro leñador y le preguntó “¿qué haces?” Y el primer leñador le contestó que estaba trabajando. Entonces el leñador que pasaba le dijo: “¡Pero tu hacha está completamente chata! ¿Hace cuando que no la afilas?” ¡…!Y así nos pasa cuando nos enfrascamos en ser útiles a otras personas, sin poner atención a nuestra propia salud y equilibrio emocional.


Maslach y Jackson (1986) definieron tres dimensiones del burnout:

• Agotamiento o cansancio emocional, que puede manifestarse de manera emocional o física y es la sensación de no poder dar más de sí a los demás.

• Despersonalización: desarrollo de sentimientos, actitudes y respuestas negativas, frías y distantes hacia otras personas; especialmente hacia los beneficiarios de su propio trabajo.

• Baja realización personal o logro: dolorosa desilusión para dar sentido a la propia vida y hacia los logros personales, con sentimientos de fracaso y baja autoestima.


Entre las consecuencias del burnout, podemos mencionar las siguientes (Ortega y López, 2004):

• Relacionadas directamente con la salud física: alteraciones cardiovasculares, gastrointestinales, respiratorias, cefaleas y migraña, alteraciones del sueño, dermatológicas, menstruales, disfunciones sexuales, dolores musculares o articulares.

• Que inciden en la salud psicológica: ansiedad, depresión, irritabilidad, disforia, baja autoestima, falta de motivación, baja satisfacción laboral, dificultad de concentración, distanciamiento emocional, frustración laboral y deseos de abandonar el trabajo.

• Conductuales: ausentismo laboral, consumo de drogas, conductas de alto riesgo, aumento de conductas violentas, alteraciones de la conducta alimentaria, disminución de la productividad, falta de competencia, deterioro de la calidad de su servicio.Éstas son las amenazas que nos ponen en riesgo de sufrir burnout o desgaste profesional:

• Sobrecarga en el horario de trabajo.

• Falta de poder en la toma de decisiones.

• Falta de solidaridad entre los compañeros de trabajo.

• Trato injusto.

• Conflicto de valoresA continuación se mencionan algunas estrategias para la prevención del burnout:

• Apoyo en redes tanto dentro como fuera del ámbito laboral.

• Descanso, relajación, sueño.

• Deportes, de preferencia no competitivos.

• Actividades recreativas, pasatiempos.

• Cuidado con el consumo de substancias: cafeína, alcohol, nicotina y azucar.

• Diseño adecuado del espacio de trabajo.


Para los profesionales que sufren burnout, es muy importante que busquen ayuda, tomando en cuenta que las estrategias para el tratamiento deben tomar en cuenta dos ámbitos de intervención:

• En lo individual: relajación, biofeedback, técnicas cognoscitivas como reestructuración cognoscitiva, resolución de problemas, entrenamiento de asertividad, fomentar habilidades de afrontamiento y técnicas de autocontrol.

• Estrategias orientadas a nivel organizacional: identificar las fuentes de estrés e implementar estrategias. Por ejemplo mayor estructura con lineamientos claros acerca de lo que se espera de cada trabajador, y fomentar la participación de los trabajadores en la toma de decisiones.


Referencias:

Freudenberger, H. J. (1974). Staff Burnout. Journal Social Issues. 30: 159-166

Manktelow, J. (2008). Burnout – An Introduction. MindTools.

Maslach, C. y Jackson, S. (1980) Maslach Burnout Inventory Manual. Palo Alto, California. Consulting Psychology Press.

Ortega Ruiz, C. López Ríos, F. (2004). El burnout o síndrome de estar quemado en los profesionales sanitarios: revisión y perspectivas. International Journal of Clinical and Health Psychology. 4(1): 137-160

viernes, 13 de febrero de 2009

Comunicación con la pareja.









Las cosas que decimos y la forma como las decimos pueden mejorar o empeorar de forma importante nuestras relaciones con otras personas. A continuación encontrarás algunas frases que suelen generar sentimientos positivos, específicamente al hablar con tu pareja.


Una invitación: antes de decir “eso no funcionará” elige dos o tres frases y empieza a usarlas. Nota con cuidado la forma como reacciona tu pareja.


Frases para escuchar mejor:

* Ayúdame a entender lo que estás sintiendo.

* ¿Cuál fue la mejor parte de tu día?

* ¿Tú que opinas?

* ¿Qué dije o hice que te dio esa idea?


Frases para expresar sentimientos:

* Me duele que me digas esas cosas.

* Me siento… frustrado(a), feliz, triste, esperanzado(a), emocionado(a), intrigado(a), nervioso(a), etc…

* Por favor, háblame como a alguien a quien quieres (no me estoy sintiendo respetado(a) en este momento).


Frases para aumentar la intimidad:

* Acércate.* ¿Me harías un favor?

* ¿Te gustaría un masaje?

* Te amo.

* Hazme el amor.


Frases para solucionar problemas:

* Tomémonos un tiempo para hablar sobre esto.

* Hagamos un plan.

* Esperemos a estar más tranquilos para discutir esto.

* ¿Vale la pena pelear por esto?

* ¿Cómo podemos conseguir los dos lo que queremos?

* ¿Podemos mostrar un frente unido en esto?


Frases para mostrar aprecio:

* Podría ser que tengas razón en esto.

* Tenías razón en...

* Gracias por…

* Tengo algo importante que decirte ¿es un buen momento para que me escuches?


Frases para poner límites:

* No disfruto hacer esto. Preferiría que lo hicieras tú solo(a)

* Esto es algo que no estoy dispuesto a tolerar.


Frases para respetar la autonomía del otro:

* Si hay alguna forma como pueda ayudar, avísame.

* Decide tú.


Por otro lado, existen algunas frases que suelen generar malestar y distanciamiento. Desafortunadamente son usadas con demasiada frecuencia. Evítalas:

* Hubieras…

* Te lo dije

* Tú siempre…

* Tú nunca…

* Te debería de dar vergüenza lo que hiciste.

* Eres un flojo(a), tonto(a), idiota, descuidado(a)…

* No me valoras.

* ¿Qué no confías en mí?

* Entiendo exactamente lo que sientes.

* ¿Por qué quieres saber eso?

* Tú me haces enojar.

* No es justo.


Extraído de: Couple Talk. How to Talk Your Way to a Great Relationship. Chick Moorman